La familia de Barberá prohíbe a la presidenta del PP valenciano ir al funeral y al tanatorio
La familia de Rita Barberá no quiere ver ni en el tanatorio ni en el funeral a la presidenta del Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV), Isabel Bonig. Este miércoles, pidió expresamente que no hubiera políticos, con excepciones como la de Mariano Rajoy, amigo personal de la histórica dirigente.
Los allegados de Barberá, fallecida en Madrid a los 68 años, consideran que su final ha sido muy triste, inmerecido, y que buena parte de la culpa es de compañeros que la han respaldado hasta que se conoció el caso que la condujo este mismo lunes al Tribunal Supremo para declarar por blanqueo de capitales.
Bonig no ha escondido en las últimas horas tener «diferencias» con Barberá pero ha asegurado estar «triste» por la pérdida de quien considera un «referente».
Conocida la muerte, ocurrida en el hotel Villarreal, las muestras de cariño y respeto no dejaron de sucederse, en primer lugar a muy pocos metros de allí, en el Congreso de los Diputados, donde se celebraba una sesión de control al Gobierno. Sólo Podemos empañó la jornada, con una actitud impropia con la que se quedaron solos.
María Dolores de Cospedal, secretaria general en Génova, ha sido uno de los principales apoyos de Barberá (se prevé que esté en el sepelio), que pese a lo que podía parecer conservaba valedores de peso. Otro de ellos es José María Aznar, que emitió un comunicado lamentando que pasara sus últimos días «excluida» de la formación a la que ha dedicado décadas y dado sonados éxitos.
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